Juan Mesa, un sargento de la Guardia Civil ya jubilado, que reside en Almería.

Este suceso ocurrió en el mes de Agosto de 1978, todo ocurrió junto a dos compañeros, Juan Mesa se fue voluntario al País vasco, buscando un futuro dentro de la Guardia Civil.

Él estaba en Maquina-Jemein ​ un municipio de la provincia de Vizcaya se encontraba en el cuartel de Iruzubieta.

Este suceso lo hizo público después de un pacto de silencio que hicieron, donde no lo contarían mientras ellos estuviesen activos, pero al jubilarse llego el momento y decidió contarlo en los medios.

Juan y sus compañeros estaban prestando servicio de protección de cuartel, sobre las 2 aproximadamente, todos los perros de la población comenzaron a ladrar, lo primero que pensaron es si podría pasar alguna desgracia por el tema del terrorismo que se estaba viviendo en esas fechas.

Los perros estaban muy inquietos, como alterados por algo. En ese momento tenían los chalecos antibalas puestos y decidieron salir para ver qué es lo que hacía que los perros estuviesen ladrando de una forma extraña, ellos se prepararon contra todo lo que les pudiese pasar, ya que tenían miedo de recibir un ataque al cuartel.

Subieron hasta la tercera planta y de repitente por el tejado de la iglesia que se encuentra en frente del cuartel, aparece un objeto enorme como un disco de color de hierro y se posa encima del cuartel, sin emitir ningún ruido, una parte de esa nave la tapaba un cacho el tejado del cuartel , llego a calcular a simple vista que podría tener unos 50 metros de diámetro. De repente se muestra una luminaria roja como en el centro del disco de unos 10 metros, y a posterior aparece una luz blanca muy potente que parecía como enfocar a los agentes de la Guardia Civil, este duro como dos minutos.

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Ellos lo primero que pensaron fue que podía pasar un atentado contra el cuartel, Ese tiempo se les hizo como horas, eterno por el miedo y el temor que invadía sus cuerpos.

Juan Monto el cetme ( Fusil de asalto del ejército español) estaba dispuesto a disparar contra el objeto, pero uno de sus compañeros le pego un grito diciendo que no lo hiciese.

Su objetivo era defender el cuartel, los compañeros, las familias y demás que Vivían ahí.

Luego dentro del círculo rojo veían como una especie de proyecciones, como si unas siluetas apareciesen en el en su interior.

“Casi rozaba los tejados de las casas, así que no podía ser un helicóptero o un avión. ¡No hacía ruido!”

Cuando este objeto apago esa luz, desaprecio a una velocidad enorme  y es cuando ellos salieron corriendo para el otro extremo del cuartel, para ver qué dirección tomaba y vieron como dos lunas pequeñas a 5 o 7 kilómetros por el monte de Iruzubieta.

Al parecer vieron como dos naves, otro disco más, iban a una velocidad impresionante, los dos objetos hacían movimientos en zigzag, iban intercambiando de posición.

Ellos tenían miedo de dar parte a sus superiores y no lo contaron por miedo a que los echasen del cuerpo, uno de ellos si quería contarlo pero mantuvieron un pacto y no lo contaron.

Aquello estuvo flotando por el propio casco urbano, seguramente fue visto por mas testimonios, ya que los artefactos eran bastante grandes y se encontraban a poquísima altura.

“Quienes estuvieran dentro de esa cosa nos estaban observando” comentaba Juan al periodista Cerezuela quien lo entrevisto para el periódico La Voz de Almeria, Juan también dio una entrevista para Iker Jiménez donde recrearon su historia.

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